Tras acceder al poder en 1933, los nacionalsocialistas se apoderaron de las instituciones culturales alemanas. Hans Severus Ziegler, intendente del Teatro Nacional de Weimar, fue el comisario, en el marco de los Días de Música del Reich en 1938 en Düsseldorf, de la exposición “Música degenerada”, siguiendo así el ejemplo de la exposición “Arte degenerado”, que se había celebrado el año anterior en Múnich. Compositores y creadores musicales de los ámbitos del jazz, los grandes éxitos populares, la opereta, el cabaret y la música clásica fueron, por tanto, desacreditados públicamente como “no arios”. Para los músicos que no se habían puesto a bien con el régimen, como Richard Strauss y Carl Orff, la proscripción supuso con frecuencia la destrucción de su medio de vida, ya que las redes tanto privadas como profesionales quedaron suprimidas de resultas del exilio y la persecución. Los supervivientes, si es que fueron capaces de hacerlo, tuvieron que volver a empezar desde cero.
La serie de actos “Musica Non Grata” centra su atención en estos compositores modernos de comienzos del siglo XX. La serie se inicia con representaciones de dos óperas del compositor checo Hans Krása: Brundíbar (Abejorro), dirigida por Jan Chalupecký‚ y Verobung im Traum (Esponsales en un sueño) en una puesta en escena Jiří Nekvasil. En abril de 2021 seguirá Der ferne Klang (El sonido lejano) de Franz Schreker, bajo la dirección musical de Karl-Heinz Steffens. También figura en el programa, en diciembre de 2020, Špalíček (Pliegos de cordel) de Bohuslav Martinů.